SE CONFIRMA LA CALIDAD QUE VIENE DE LA HISTORIA

 

En el marco de los 150  años de la Bodega “Los Cerros de San Juan” que cumplirá en marzo de 2004, se comenzó a celebrar con la presentación y lanzamiento de la línea de vinos Gran Reserva “Maderos de San Juan”.
El acontecimiento tuvo lugar en la nueva y cálida Cava del Restaurante “La Camorra”, excelente y acorde escenario  para  la  presentación de estos productos de alta jerarquía.

Dicho encuentro reunió un importante número de profesionales y personas vinculadas a la enología, la producción y la calidad de nuestros vinos uruguayos, sobre todo,  con los Cerros de San Juan que marcan la dinámica que ha caracterizado siempre su larga trayectoria.

La nueva línea  Maderos de San Juan,  como marca,  está inspirada en la continua presencia de los diferentes tipos de toneles de roble que han albergado a los vinos de Los Cerros de San Juan en estos 150 años de vida.  Desde los grandes cascos de roble europeo que están desde el inicio, hasta las barricas de roble americano y europeo que se incorporan año a año, continuamente.  Cerca de 1 millón de litros de capacidad en vasijas de roble hacen que sea sin duda, el mayor parque de nobles maderas del país,  por lo que responde fielmente a uno de los principales  pilares de la Bodega referente a “la calidad que viene de la historia”.
Con este criterio se elaboran los vinos de alta gama Maderos de San Juan Tempranillo,  Pinot Noir y Sauvignon Blanc.

Maderos de San Juan Tempranillo
es un tinto monovarietal de crianza.  Perfil seco, de cuerpo, potente, taninos bien presentes y equilibrados.

Maderos de San Juan Pinot Noir
, también es un tinto monovarietal de crianza.  Perfil seco, de cuerpo, taninos suaves, gran balance.

El Maderos de San Juan Sauvignon Blanc
es un vino blanco monovarietal de crianza. Perfil seco.  Voluminoso, largo y persistente.  Nariz intensamente perfumada.  Muy equilibrado en boca con sensaciones definidas y sostenidas.  Amplio en su expresión gustativa y largo en el retrogusto.
Maderos de San Juan, dos tintos y un blanco madurados y criados en barricas con una estadía posterior en botella no menor a los 12 meses, los resaltan en el panorama de nuevas opciones del consumidor exigente.

Vale la pena destacar entonces no sólo la proximidad de los 150 años de vida,  sino también el esfuerzo constante de búsqueda de la mejor calidad que se ha ido forjando en el temperamento y el estilo propio, característico de cada una de las variedades de vinos finos de esta bodega, fruto de la unión del trabajo del hombre y la naturaleza.