NUESTRA HISTORIA

En 1724 la Barra de San Juan fue utilizada como puerto de recalada para abastecer a Don Bruno Mauricio de Zabala, fundador de Montevideo.
Más tarde, en la zona de San Juan, se establecieron integrantes de la Orden de la Compañía de Jesús, que con su laboriosidad y aplicación características, desarrollaron diversas actividades fabriles (carpintería, herrería, quesería, etc.) y agrarias, produciendo además, los primeros vinos de la Banda Oriental, elaborados en forma artesanal.


Hacia 1854, la familia Lahusen, proveniente de Alemania y de larga tradición agro-vitícola, adquiere cuatro suertes de estancia ubicadas entre los ríos San Juan y de la Plata, dando surgimiento a la Compañía Rural Los Cerros de San Juan y Cochicó.

La elección de este lugar fue producto de una vasta experiencia que tuvo en cuenta las características del antiguo lecho del río San Juan, recubierto de gravas y cantos rodados, similar a la región de Bordeaux, donde plantaron cepas de vid traídas de Europa.

Con la elección del suelo se iniciaba, junto con la historia del país, una obra de entusiasmo y tesón en búsqueda de la excelencia. A dicha obra se sumaron los conocimientos de las familias alemanas, italianas, francesas e irlandesas que sucesivamente llegaron a estas tierras, dedicándose a la explotación de la forestación, la vid, la bodega, la crianza del ganado de pedigree, la agricultura, la minería y la extracción de arena.

En 1872 llegaron procedentes de la Selva Negra, Alemania y Nancy, Francia, toneles de roble que fueron albergados en una nueva bodega, construida en piedra, en la cual se crían hasta hoy los vinos producidos por Los Cerros de San Juan.

Sesenta años más tarde, la vocación de liderazgo de Los Cerros de San Juan obtiene reconocimiento en el ámbito nacional de ser los únicos productos de este origen que, junto a los importados, se ofrecen en los mejores restaurantes de la época.

Años después, en 1975, se registra un nuevo hito en la historia de los vinos uruguayos con el lanzamiento del San Juan´s Fiesta, que de inmediato adquiere preeminencia manteniéndose aún hoy como uno de los vinos finos más vendidos.

Durante más de un siglo de esfuerzo constante, de búsqueda de la mejor calidad, se ha ido forjando el temperamento y el estilo propio característico de cada una de las variedades de vinos finos de esta bodega, fruto de la unión del trabajo del hombre y la naturaleza.

Los hermanos Alvaro y Alfredo Terra Oyenard, cuyos ancestros vascos tenían una profunda cultura vitivinícola, se hacen cargo de la empresa a partir de 1988, luego de una larga vinculación con ella de más de treinta años.

Desde el inicio, imprimen una dinámica moderna, reafirmando la posición de liderazgo en el mercado interno, obtenida hace muchas décadas.
A su vez implementan un plan de desarrollo vitivinícola, para la puesta al día de viñedos (60 hás nuevas) y equipamiento de bodega.(nuevos equipos y barricas de roble...)


Los frutos de este nuevo impulso comienzan a surgir a partir de 1994, año en el cual se cumplen 140 años de la compañía. Con tal motivo se programa un plan de asistencia a los mejores concursos de vinos internacionales (patrocinados por O.I.V.), con el fin de evaluar la calidad de sus vinos a escala internacional.
El resultado obtenido, numerosas distinciones en todos ellos (medallas de oro, plata, grandes menciones, etc.) ratifican el buen camino recorrido.

Los Cerros de San Juan afronta el mercado exterior realizando exportaciones a diferentes países, con marca propia, de vinos que normalmente vende en Uruguay, apuntando a un mercado selecto que valore el esfuerzo y cariño puesto en tan noble producto. (Alemania, Estados Unidos de América, Inglaterra, Italia, Brasil, Korea y Japón)

PATRIMONIO HISTÓRICO DEL VINO MUNDIAL
Sistema de enfriamiento - 1860

Cuenta la tradición oral que los inmigrantes alemanes cavaron una cámara por debajo de la bodega, que en el invierno se llenaba de agua fría de la lluvia. Por la misma circulaban cañerías de bronce, las cuales se llenaban de vino en épocas de vendimia para generar el enfriamiento necesario, típico de la tecnología alemana. Al culminar la vendimia el agua depositada había entregado su frescura al vino y se tornaba templada, era retirada luego de la cámara para volver a ser llenada en el próximo invierno. Con el crecimiento de la producción, la cantidad de agua fría fue insuficiente, por lo que se añadían barras de hielo al agua para lograr el efecto deseado. Al no haber bombas eléctricas, los operarios realizaban la circulación del vino por medio de una bomba impulsada por su propia fuerza generada al pedalear en una suerte de bicicleta fija.

Hoy se pueden observar las cañerias mencionadas en el aljibe del segundo subsuelo. Especialistas indicaron que sería el primer sistema de control de temperatura de fermentación que registra la historia vitivinícola del mundo.

Agua de lluvia
Cámara de agua
Sistema de bombeado